En los huecos de las canteras se acumuló agua de lluvia y subterránea que, al estar en contacto con zonas mineralizadas naturalmente, cambia su composición y origina la denominada “agua de cantera”.

Por otra parte, durante el procesamiento del mineral en la planta de conversión a dióxido de uranio, se generaron precipitados, efluentes de la planta neutralizados con cal, y residuos sólidos que se encuentran contenidos en tambores.

De acuerdo con las normativas vigentes, en la CNEA, décadas después se diseñó un proyecto para la remediación de estos pasivos ambientales, que son sometidos a monitoreo.

Según información oficial del proyecto de remediación se construyó un “dique de disposición final” con sistema de múltiples barreras, diseñado para alojar de forma segura los residuos líquidos

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