Una conocida marca automotriz eléctrica se declaró en bancarrota en Estados Unidos tras enfrentar múltiples fallas.

La empresa propuso que sus clientes paguen mano de obra para las reparaciones derivadas de llamados a revisión.

Esa medida fue calificada como ilegal por el Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Administración Nacional de Seguridad Vial en Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés), la agencia encargada del Departamento de Transporte encargada de crear, supervisar y hacer valer las medidas de seguridad en automóviles.

Además, los vehículos de dicha compañía han perdido conectividad : ya no reciben actualizaciones ni se pueden monitorear en tiempo real.

La automotriz Fisker se declaró en quiebra

La automotriz eléctrica Fisker se encuentra inmersa en una

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