Para muchos botánicos, la Rafflesia hasseltii es algo así como un mito viviente: una flor gigantesca , esquiva y extraña que rara vez se deja ver. Durante más de una década, un grupo internacional de investigadores siguió pistas, rumores y fotografías borrosas por la selva de Sumatra con la esperanza de presenciar su apertura. La odisea terminó recién este año, después de trece temporadas marcadas por caminatas interminables, clima impredecible y la presencia de animales tan imponentes como tigres y rinocerontes.

La Rafflesia no se parece a ninguna otra flor del planeta. No tiene hojas, ni tallo, ni raíces propias: crece como un parásito sobre otras plantas y puede alcanzar dimensiones sorprendentes , más de un metro de diámetro. Pero lo que más desconcierta a quienes la ven po

See Full Page