“No se entristezca tu corazón.¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?”. Con este consuelo — con el que la Virgen de Guadalupe de México se dirigió a San Juan Diego en diciembre de 1531— se encendió una devoción que, casi cinco siglos después, continúa marcando la identidad espiritual de México y de toda América. Ese mismo mensaje, sencillo y profundamente consolador, mantiene hoy una fuerza singular, especialmente “en el contexto de guerra y de dificultades en el mundo que vivimos hoy”, afirma el P. Stefano Cecchin, OFM, presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional.
El franciscano participará este viernes en el encuentro inédito organizado por la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) en el Vaticano, una jornada que reunirá a sacerdotes, religiosas y seminaristas l

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