Incluso con ropa de calle y sin apenas calentar, los puños de Anthony Velásquez se convierten en un borrón de movimiento, y el sonido de los golpes individuales se funde en un zumbido constante, similar al de una ametralladora, de nudillos contra el cuero.

Velásquez, conocido como “ATV” en el mundo del boxeo, ha recorrido un largo camino desde que, con tan solo 10 años, acompañaba a su padre, Carlos, en sus viajes al gimnasio.

Él partió hacia Sídney, Australia, el 8 de diciembre para un combate contra el excampeón de peso superwélter de la OMB, Tim Tszyu.

“He tenido mi oportunidad,” dijo Velásquez, de 29 años, en una despedida organizada por el representante estatal Carlos González en Tower Square en Springfield.

Velásquez complació al público y se dirigió al gimnasio de la YMCA de Gre

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