La carne se volvió algo privativo. Allá lejos en el tiempo quedaron los datos que indicaban un consumo de 59 kilos por habitante por año (2018). Actualmente, dicho guarismo se redujo a los 49 kilos por habitante. En el medio, una persistente pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras pero también un incremento de las exportaciones por sobre los niveles generales de producción. La población argentina se fue expandiendo entre CENSO y CENSO mientras que el stock ganadero quedó estancado en los 50 millones de cabezas desde hace décadas.

Esta conjunción de factores hizo que el valor de la carne en el mostrador haya adquirido en el último año valores privativos para muchos consumidores, dato que fue ratificado en el último informe del INDEC sobre la variación general de

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