En distintas regiones del país, la reforestación comunitaria ha demostrado ser una herramienta efectiva para enfrentar la deforestación y el cambio climático. Comunidades campesinas e indígenas lideran la siembra de especies nativas para recuperar cuencas hídricas y corredores biológicos.

Estos proyectos no solo restauran ecosistemas, sino que también generan empleo, fortalecen el tejido social y promueven la educación ambiental. En departamentos como Nariño, Caquetá y Chocó, la reforestación se ha integrado a procesos de conservación y turismo sostenible.

Expertos coinciden en que la participación comunitaria es clave para garantizar la sostenibilidad de estas iniciativas a largo plazo.

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