En invierno los jerséis de punto grueso y lana son un básico, pero también de las prendas que más sufren con el lavado. El problema no es solo que puedan encoger; con frecuencia lo que pasa es lo contrario: se estiran, se abomban en codos y hombros, o pierden la forma original . Esto ocurre porque las fibras de lana y punto, cuando están mojadas, pesan más y se vuelven más sensibles a la fricción y al centrifugado. Si el jersey da vueltas libremente en el tambor, el tejido se “arrastra” y termina cediendo. Por eso conviene tratarlos como prendas delicadas aunque sean gorditas y parezcan resistentes.
El consejo clave
El truco más útil es muy simple: meter el jersey dentro de una bolsa para lavadora (o, si no tienes, dentro de una funda de almohada de algodón) antes de ponerlo en la

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