Ciudad de México, 14 dic (EFE).- En el Centro Histórico de la Ciudad de México, la fiesta nocturna convive cada fin de semana con un campamento de personas desalojadas que desde hace casi cuatro meses enfrentan agresiones, intrusiones y la indiferencia de quienes pasan sin verlos, en medio del aumento de desalojos en la capital previo al Mundial de Fútbol de 2026.
Mientras los bares de la calle República de Cuba se llenan entrada la noche de este sábado, la música sube y el frío comienza a calar para una veintena de familias que permanecen a la intemperie, tras haber sido expulsadas por la fuerza del edificio número 11, el 27 de agosto pasado.
Frente a su antiguo hogar, los vecinos levantaron un campamento donde se turnan las guardias para impedir que extraños entren o les roben y agreda

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