Clamor y reclamo ante los atropellos a la música y su público

Alejandro Castillo

Los recientes conciertos de Kabrones (15 de agosto) y de Illapu junto a Kala Marka (22 de agosto), organizados por Expresión Eventos y Alejo Producciones, evidencian un problema que exige justicia. Basta de normalizar el irrespeto: ¿cómo es posible que a Kala Marka —una agrupación con más de cuarenta años cantándole al amor, la naturaleza, el territorio y la dignidad latinoamericana— se le haya arrebatado el micrófono apenas iniciado su concierto, debido a una logística deficiente y a una promotora incapaz de hacer su trabajo? Es una afrenta intolerable, no solo para una agrupación musical de esa talla, sino para un público que, con respeto y expectativa, merece calidad.

Alejo Producciones no solo debe ofre

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