El relato estaba armado. Ante un triunfo no habría más que decir que se estaría ante el fin definitivo del kirchnerismo en su propio territorio, ese que Javier Milei no había podido conquistar en ninguna de las tres elecciones de 2023 y ahora lo recibía con honores. En cambio, frente a una derrota, mostrarían un mapa bonaerense pintado casi en su totalidad de violeta, salvo en la tercera sección electoral, que quedaría como el último refugio de un peronismo que quedaría reducido a un partido local. Este último era el peor escenario hasta hace pocas semanas, pero el ánimo en la Casa Rosada ya no es el mismo: la incertidumbre de cómo va a jugar el electorado es total.
En las últimas horas la narración que hasta hace poco tenían planificada entró en crisis. Los números que muestran en La Lib