Al final, el Gobierno ensayó un contraataque. La difusión del viernes de los audios atribuidos a Karina Milei , grabados presuntamente en el interior de Casa Rosada -así salió a instalarlo rápidamente el Ejecutivo-, le dio a Javier Milei y a su hermana una herramienta para presentarse a los tribunales y denunciar una supuesta operación de inteligencia para intentar contener la crisis por la proliferación de grabaciones y tratar de contrarrestar la agenda pública, dominada por las sospechas internas y el escándalo por la posible red de coimas en el área de discapacidad, justo en el tramo final de la campaña bonaerense. El encargado de esa contraofensiva, gestada el fin de semana, fue el juez civil y comercial Alejandro Maraniello , un polémico magistrado que acumuló en estos meses nue

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