Los puntos clave

El alto rendimiento no tiene nada de mágico. De hecho, se reduce a tres hábitos sencillos.

Las personas de alto rendimiento establecen objetivos transformadores, no transaccionales.

Priorizan las acciones en función de los resultados y dejan espacio para la exploración.

Todos conocemos a alguien: esa persona de alto rendimiento cuya mera existencia parece avergonzarnos. Para cuando nos levantamos de la cama, ha corrido 20 kilómetros, ha escrito un capítulo para su libro y ha respondido a una docena de correos electrónicos, todo sin sudar la gota gorda.

Desde fuera, podría parecer que se deslizan sin esfuerzo de un logro a otro. Pero si pudiéramos observar sus vidas con más precisión, veríamos los contornos del andamiaje sobre el que se asienta ese rendimiento. No hay

See Full Page