Un retrato olvidado, una foto inmobiliaria sospechosa y un nombre del Tercer Reich han lanzado a la Argentina a una búsqueda de alto riesgo de arte saqueado por los nazis, reavivando preguntas sobre la guerra, la memoria y los fantasmas que aún cuelgan en las paredes de las salas de estar.
Una pista escondida en un aviso
No empezó en una galería ni en un archivo, sino en el tranquilo flujo de internet. Un periodista neerlandés, mientras navegaba anuncios inmobiliarios en Mar del Plata, vio algo que no encajaba: el rostro de una mujer, pintado siglos atrás, colgado en una pared moderna. La imagen coincidía con un retrato perdido hace mucho tiempo —Contessa Colleoni de Giuseppe Ghislandi— registrado durante décadas como desaparecido, y que se creía saqueado por los nazis.
La pista puso en