Con la llegada de las celebraciones del 18 de septiembre, colegios, profesores y familias se enfrentaron al desafío de asegurar que los actos y bailes escolares fueran una experiencia positiva para todos los estudiantes, incluyendo a los niños neurodivergentes. Para muchos de ellos, estas instancias pueden convertirse en un momento de ansiedad, sobrecarga sensorial y desregulación, debido a la ruptura de rutinas y a la intensidad de estímulos como la música, el ruido y las multitudes.

Las Fiestas Patrias son un momento de alegría colectiva, pero para muchos niños el entorno puede transformarse en una barrera real para su participación. La clave está en la empatía y en la planificación anticipada. Con sencillos ajustes podemos asegurar que cada niño y niña se sienta valorado y parte de la

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