Han pasado nada menos que once años desde que un vídeo titulado Dog Tries To Save Fish Out Of Water (Perro intenta salvar peces fuera del agua), grabado en Tailandia, arrasara en las redes sociales. En él se veía a un perro empujando agua con el hocico sobre un pez fuera del agua, un gesto que muchos interpretaron como un acto de compasión donde el perro parecía empeñado en salvar la vida del pez. La lectura antropocéntrica fue inmediata y convirtió aquella secuencia en viral.

La realidad, sin embargo, era mucho menos poética, aunque igual de fascinante. El perro no estaba tratando de rescatar al pez, sino de enterrarlo. Su instinto le dictaba cubrirlo para guardarlo como recurso, solo que en aquel escenario con suelo duro y sin tierra, el intento se volvía torpe. Esa conducta conecta dir

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