El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, da un paso más en su batalla de aranceles. El inquilino de la Casa Blanca ha acudido al Tribunal Supremo, donde los jueces conservadores son mayoría, para pedir que confirme la oleada de impuestos al comercio que aprobó en el llamado 'Día de la Liberación' y que fueron declarados ilegales la pasada semana por un Tribunal de Apelación del Circuito Federal del país. Trump quema una última bala para evitar tener que devolver miles de millones de dólares a las empresas de los países afectados por sus nuevas tasas.

El tribunal dictaminó que Trump no puede fijar impuestos a gran escala a las importaciones invocando una ley de 1977, que además fue diseñada para abordar emergencias nacionales. Tan solo el riesgo financiero convierte este caso en uno

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