La flamante casta dorada chaira, la cual no tiene absolutamente nada que ver con el lumpen que se conforma con su beca-ayuda bimestral, no odiaba los lujos y los excesos en los que se regodearon durante décadas los “malditos neoliberales golpistas”. Lo que en realidad odiaban era que ellos no podían gozar de los frívolos privilegios que acompañaban a sus adversarios políticos (tan distintos que se sienten y tan parecidos que son). Pero ahora que ya se adueñaron del poder y que (¡por fin!) se están despachando con la cuchara grande, no habrá fuerza alguna sobre la faz de la tierra que les impida vivir como siempre lo anhelaron.

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