Un enigma histórico que ha desconcertado a los científicos durante casi 1.500 años ha sido finalmente desvelado. Un estudio reciente ha aportado la primera prueba genética directa que confirma a la bacteria Yersinia pestis como la responsable de la devastadora Peste de Justiniano. La evidencia, oculta durante siglos, se ha localizado en el ADN extraído de los dientes de varias víctimas enterradas en una fosa común en Jerash, Jordania, en lo que fue un antiguo hipódromo romano. Este tipo de hallazgos demuestra cómo la ciencia moderna puede desvelar los secretos del pasado, de manera similar a como se ha logrado revivir a y que también guardaba claves genéticas.
De hecho, esta pandemia, reconocida como una de las más mortíferas de la historia , inició su avance imparable alrededor del