Hay una fuente infalible que avisa de la actualidad. Se presenta en los muchos escaparates de las muchas librerías que hay en León. Librerías que, por cantidad, parece que quisieran competir con la multitud de escritores que, cada día, asoman por entre las lindes de esta tierra, como queriendo convertirla en una especie local de biblioteca de Babel. Incluso te hacen sentir minúscula por no haber publicado un solo libro en tus algo menos de 30 años que, de pronto, casi hasta lucen largos. Tras sus cristaleras, con ínfulas de distinción, se aparece el título –que bien podría ser El Título–, mirándote recalcitrante desde los pliegues que son sus mutaciones; sus réplicas. Son tantos y tan solo uno el que destaca, más allá de la frontera vidriosa, que no le es difícil subir un peldaño metafóric
Entre los «hunos» y los «hotros»

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