El personalismo extremo de la competencia en Buenos Aires de este domingo pone en cuestión la polarización que ha atravesado a la política argentina desde la crisis del 2001.

La debilidad de un peronismo ensimismado en la visión centralista del distrito que Eduardo Duhalde "alambró" para siempre, y la del adversario Milei , que protagoniza el gobierno más débil de los cinco gobiernos débiles que ha tenido el país desde 2001, muestran el agotamiento de la construcción confrontativa de fuerzas que instaló en el debate el peronismo de la familia Kirchner.

Este método es un costado de la demagogia. Construye la puja ficticia entre el pueblo verdadero con la oligarquía – el anti-pueblo – que los oprime. Producto del despotismo ilustrado de los Laclau, ha llevado al país a una sucesión de

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