Argentina nunca ha sido un país para gobiernos previsibles. Pero esta vez se superó: , un hombre que citaba a los economistas de la escuela austriaca con la misma pasión con la que gritaba en un recital de heavy metal. Javier Milei llegó al poder prometiendo dinamitar la casta , dolarizar la economía y refundar la república. Casi 21 meses después, enfrenta su primer test electoral decisivo en la provincia de Buenos Aires, y lo hace atrapado en un laberinto que desnuda las contradicciones de su propio experimento.

no es cualquier lugar: concentra casi el 40% del padrón argentino , con 17,5 millones de habitantes. La comparación ayuda a dimensionarlo: sería como si votaran juntos Madrid, Cataluña y Andalucía, un bloque de más de veinte millones de personas. Con una diferencia crucial: e

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