La paralización de los buses turísticos en Machu Picchu ha causado un gran revuelo, afectando el acceso a la emblemática ciudadela inca. Miles de visitantes se ven obligados a realizar una exigente caminata por una ruta montañosa. Esta situación se debe a conflictos y retrasos logísticos que amenazan el turismo en el principal destino patrimonial del Perú.

El domingo 7 de agosto, la empresa Consettur, encargada del transporte de turistas entre Machu Picchu Pueblo y la ciudadela, anunció la suspensión de sus operaciones a partir de las 5:30 a.m. La decisión fue comunicada oficialmente tras el cierre de la concesión y se atribuye a amenazas recibidas la noche anterior. Consettur indicó que la medida busca proteger la integridad de los visitantes, tras un incidente violento en la ruta Hayram-Bingham, la principal vía de acceso.

Desde las primeras horas de la mañana, grupos de turistas, tanto nacionales como extranjeros, comenzaron a caminar desde Machu Picchu Pueblo hacia la ciudadela. Este trayecto empinado requiere entre una hora y una hora y veinte minutos de ascenso a paso rápido. La falta de transporte motorizado ha generado una respuesta inmediata y visible entre los visitantes.

Maycol Ugarte, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Machupicchu, expresó su preocupación por la falta de previsión y la demora en la implementación de un plan de contingencia. Ugarte informó que se gestionó el ingreso de 18 nuevos buses, con autorizaciones de las autoridades locales, pero estos vehículos no llegaron a operar. Según él, Perú Rail y otras instancias oficiales están demorando el traslado de los nuevos buses y el retiro de los antiguos.

El acceso vehicular a Machu Picchu Pueblo depende del uso del tren, ya que no existen carreteras convencionales. La única forma de movilizar autobuses es a través de plataformas ferroviarias operadas por PerúRail o, en su defecto, mediante un traslado parcial por hidroeléctrica. Ugarte confirmó que los buses alternativos ya estaban en la zona hidroeléctrica desde días antes, pero no han podido concretar su ingreso ni reemplazar a las unidades retiradas por Consettur.

El dirigente subrayó que es esencial la intervención del Ministerio Público y la coordinación entre las diversas autoridades para resolver esta crisis. Mientras tanto, los turistas enfrentan largas caminatas por un sendero que, aunque forma parte de la experiencia andina, no es apto para todos. Muchos han comprado boletos de bus que no podrán utilizar, y otros no podrán realizar la subida por limitaciones físicas o de tiempo.

La situación se complica para quienes tienen entradas reservadas para fechas cercanas, ya que reprogramar o acceder a boletos para otros días es difícil. Además, esta crisis afecta a los operadores turísticos, guías y comerciantes del poblado, ya que la disminución en el transporte puede traducirse en pérdidas económicas y en una imagen negativa del servicio turístico nacional.