El nuevo ciclo escolar en Estados Unidos llegó acompañado de un cambio drástico en la rutina diaria de miles de estudiantes: la obligación de guardar los teléfonos móviles en bolsas magnéticas que permanecen cerradas durante toda la jornada. Esta política, implementada inicialmente en el Distrito Escolar de Yonkers (Nueva York) y ahora replicada en varias zonas del país, busca reducir distracciones y fomentar la concentración en clase.
Las llamadas “pouches” de la empresa Yondr funcionan con un cierre especial que solo puede desbloquearse mediante imanes instalados en las entradas y oficinas escolares. Los alumnos reciben el estuche al comenzar el día, lo conservan durante sus actividades y únicamente al finalizar la jornada pueden liberar su teléfono.
Una medida con apoyos y resiste