El Turco, aquel autómata del siglo XVIII que ganó partidas de ajedrez por toda Europa gracias a que en su interior se escondía un maestro de baja estatura, siempre es mencionado en la mitología arqueológica de la inteligencia artificial. El invento dio nombre a Amazon Mechanical Turk, que ofrece servicios de trabajo precario entre empresas digitales –por lo general del norte– y trabajadores –a menudo del Sur Global–.

La artista alemana Hito Steyerl propone en la instalación Mechanical kurds un giro irónico e inesperado a ese mito tecnológico. Muestra en un vídeo que en un campamento de refugiados kurdos varias personas trabajan para empresas europeas y norteamericanas etiquetando imágenes, entrenando redes neuronales. La pobreza de las polvorientas arquitecturas donde viven contrasta co

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