Quien quiera comprobar hasta el último aliento la autenticidad de Rick Davies, puede buscar en YouTube un vídeo grabado hace apenas un año: allí aparece, en un pub de Long Island, sentado al teclado, rodeado de parroquianos, interpretando con naturalidad viejos temas de Supertramp y algún blues que lo devolvía a sus orígenes. Nada de estadios repletos, nada de la parafernalia de las grandes giras que marcaron su vida en los años setenta y ochenta. Solo él, su teclado, unos amigos y ese aire de músico de clase obrera que nunca quiso ser estrella. Esa imagen tardía encierra bien la trayectoria de quien fue, junto a Roger Hodgson, cofundador de Supertramp y figura imprescindible para entender una de las bandas más influyentes del rock progresivo y el pop rock de la segunda mitad del siglo XX.

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