El Ejército de Estados Unidos ha formalizado un contrato de proporciones históricas con la compañía Lockheed Martin, valorado en 9.800 millones de dólares, para la producción de casi 2.000 interceptores del modelo PAC-3 MSE. Esta operación representa un refuerzo sin precedentes de las capacidades de defensa aérea y antimisiles del país norteamericano, en un contexto de creciente tensión geopolítica a escala mundial. Esta adquisición masiva llega en un momento clave para disipar la y su disponibilidad en los arsenales occidentales.

De hecho, a diferencia de los sistemas tradicionales que dependen de la fragmentación de una ojiva para neutralizar sus objetivos, el PAC-3 MSE se basa en la tecnología de impacto directo. Este sofisticado sistema, conocido como «hit-to-kill», destruye las am

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