Bruselas volvió a apuntar alto: una multa de 2.950 millones de euros a Google por su negocio publicitario . La Comisión Europea no hizo más que reforzar su perfil de regulador firme en un sector que lleva años bajo su lupa. Al otro lado del Atlántico, la reacción parecía cantada . El presidente había dejado claro que veía estas sanciones como un ataque directo a las empresas estadounidenses. Ese mismo día cumplió su promesa: elevó el tono y convirtió el expediente europeo en un tema de tensión política y económica.

Trump eligió una vía poco habitual para responder: amenazó con iniciar una investigación bajo la Sección 301 , un mecanismo reservado a disputas comerciales graves y que puede derivar en aranceles. No se trataba solo de criticar a Bruselas, sino de dejar claro que la C

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