Además de gobernar con tenebrosas decisiones, los dictadores se han aplicado en la escritura editando libros o artículos. Ahora, un texto analiza la faceta literaria de estos déspotas, de Hitler a Putin pasando por Franco
Son tiempos de aires despóticos. Hasta hace unos años ―al menos en Occidente―, la percepción de la figura del dictador sangriento era una catastrófica particularidad en vías de extinción. Extrañamente, ya no se siente así. Con otro estilo, otras tácticas y otras armas, esas figuras tenebrosas perviven. Hace apenas unos días Vladimir Putin, Xi Jinping y Kim Jong-un disfrutaban en Pekín de una de las exhibiciones de poder militar más abrumadoras que se recuerdan. Más allá de la geopolítica y los negocios, los tres mandatarios coinciden en presidir sus respectivos países