A las cuatro de la madrugada, en tiempos de la llamada “hora Gaviria”, el sargento segundo del Ejército Nacional, José Vicente Rojas Rincón, se despidió de su esposa Olga con palabras que ella jamás olvidaría: “cuida a nuestros hijos y haz lo que puedas hacer; pero si te equivocas, eres tú la que se equivoca”. En esa despedida, con un bebé de apenas ocho meses en brazos y una niña de cuatro años aferrada aferrada a su padre, Olga lo vio partir sin imaginar que sería la última vez que lo iban a ver.
Desde ese día, la incertidumbre y el silencio, cubrieron su hogar. El coronel Álvaro Plata Pinilla, fue quien le informó que existía un retén ilegal de las FARC con las fotos del alto mando militar y que desde entonces, nada se sabía de su esposo. A manera de consuelo, le dijo que, si regresaba