El panorama en la cadena de montaje del F-35, el caza más avanzado de Estados Unidos, es desolador. De los 110 aparatos que la compañía Lockheed Martin ha conseguido entregar en lo que va de año, absolutamente todos llegaron fuera de plazo. Lejos de ser un contratiempo menor, la cifra revela un problema sistémico: cada avión acumuló una demora media de 238 días , un retraso que compromete gravemente la capacidad operativa de las fuerzas armadas estadounidenses.

Este atasco monumental en la producción tiene sus raíces en una cadena de suministro al borde del colapso. Los fallos son de tal envergadura que el pasado febrero se contabilizaba la falta de más de 4.000 piezas en la línea de ensamblaje. Por su parte, el fabricante de motores Pratt & Whitney tampoco ha logrado cumplir con sus

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