Si nuestras abuelas levantaran la cabeza, les daría un infarto. Cuando descubriesen que los pantalones de vestir ya no se llevan con tacones, sino que las deportivas han sustituido cualquier clase de calzado , se quedarían en shock. Eso por no hablar de que las propuestas más elegantes, como los trajes sastre , han dejado de ser una pieza masculina para integrarse a al perfección en los armarios femeninos y que, además, las mujeres más estilosas lo llevan con zapatillas. Ellas, que cuidaban al detalle los elementos de sus estilismos, no entenderían que la informalidad sea sinónimo de buen gusto y que la comodidad no es un concepto reservado en exclusividad para estar en casa.

Gracias a las musas, las tendencias han cambiado y las firmas y diseñadores han tomado buena nota de las

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