Cada vez es más difícil argumentar que la economía estadounidense goza de buena salud. Al menos, no sin un montón de notas a pie de página, advertencias y letra pequeña.

Las preocupaciones sobre la economía se confirman con mayor facilidad en el mercado laboral, que, según prácticamente todos los indicios, se ve cada día más sombrío. Y la inflación ha comenzado a subir de nuevo. Se espera que un informe clave sobre la inflación al consumidor, que se publicará el jueves, muestre que el ritmo del aumento de precios se aceleró en agosto.

Todo esto ocurre mientras las empresas permanecen paralizadas por la implementación de los aranceles del presidente Donald Trump. Los elevados gravámenes han provocado que los empleadores eviten contratar más trabajadores, especialmente en sectores sensible

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