Javier Piñango, músico y gestor cultural madrileño, ha fallecido este martes en un hospital de Madrid, debido a una infección respiratoria complicada con otras enfermedades. Tenía 63 años.
Este artista comenzó en la música como crítico en la revista Ruta 66 y como agitador de la escena de grupos salvajes y experimentales, con la creación en 1989 del sello Triquinoise. Allí, junto a Jaime Munárriz y Esther Berdión, publicó a su propio grupo de blues industrial Cerdos (un proyecto de noise junto a Munárriz), Corcobado y los Chatarreros de Sangre y Cielo, Vírgenes Adolescentes o Malcolm Scarpa.
En 1992, Piñango cambia de socios y crea, junto a sus compañeros de su nuevo grupo Mil Dolores Pequeños, un nuevo sello, una revista y posteriormente hasta un festival de música. La discográfica llevaba por nombre Por Caridad Producciones, formada junto a la cantante y micropoetisa Ajo y el guitarrista Javier Colis, que venía de Demonios Tus Ojos junto a Corcobado. Bajo esta etiqueta, publicó discos de Vamos a Morir, Superelvis, Fitzcarraldo, Accidents Polipoetics, Jacobites, Audiopeste u otro de sus proyectos musicales, Destroy Mercedes, en una línea psicodélica ruidista.
Con Mil Dolores Pequeños publicó tres discos raros, oscuros, no exentos de humor, actitud y fricción. Además, lanzó un recordado single junto a Antonio Escohotado titulado De la piel pa dentro mando yo , un alegato de la legalización de las drogas. Sin Javier Piñango, el grupo publicaría un trabajo más.
La publicación musical, entre la revista y el fanzine, se tituló Noise Club , y fue todo un referente durante los años noventa para conocer en profundidad este tipo de escenas de vanguardia, ruidosas o experimentales que venían inspiradas por la no wave neoyorquina; un punk arty, extremo y experimental que surgió a finales de los setenta y principios de los ochenta. Publicaron siete números entre 1992 y 1996. Desde un pequeño y destartalado despacho en la calle Pez, que servía para todo, unieron Nueva York con Barcelona y Madrid, e insuflaron vida a una escena arriesgada y emocionante que no habría existido sin ellos.
Como promotor, impulsó durante años uno de los mejores festivales que ha tenido la ciudad de Madrid en cuanto a música experimental. Entre 2000 y 2008, dirigió Experimentaclub, en La Casa Encendida de Madrid, junto a Ajo, mientras que las de 2009 y 2010 las impulsó en solitario. Allí tocaron grandes nombres de la vanguardia sonora como Psychic TV, Mouse on Mars, Seefeel, Scorn, Scanner, Wire, Faust, Tuxedomoon, Lydia Lunch, el poeta John Giorno, J.G. Thirlwell (Foetus), Merzbow, Whitehouse o Richard H. Kirk de Cabaret Voltaire, entre muchos otros. Mucho más que un festival, Experimentaclub funcionó como plataforma para otras actividades, como un net label (ediciones digitales) llamado exp_net. A manera de continuación, dirigió el festival Arte Oído celebrado en Caixaforum Madrid en el año 2012.
En esta misma línea de promoción cultural, fue codirector, junto a Jorge Haro, del proyecto iberoamericano de intercambio artístico y cooperación cultural Experimentaclub LIMb0. Su pasión por las colaboraciones le llevó a crear junto a Jorge Haro otro de sus proyectos, Klang!.
En la música, comenzó como percusionista, pero derivó su trabajo hacia la síntesis analógica. Paralelamente a sus otros proyectos, creó junto al cantante de Superelvis, Anki Toner, el dúo Ankitoner Metamars, bajo el que publicaron dos discos .
Piñango había realizado sus últimas grabaciones, dentro de una corriente de electrónica experimental, bajo el nombre de i.r.real, un alias que utilizaba desde 2010, después de haber publicado trabajos firmados como Druhb. Su última referencia , publicada por el sello Audiotalaia en 2022, está inspirada por diferentes enclaves de su ciudad, “un Madrid, a veces nauseabundo y a veces encantador (quizá de serpientes)”, como decía en las notas interiores de este trabajo, una cuidada edición en una caja de cartón que incluye fotografías de Almudena Villar. Con el dueño del sello Audiotalaia, Edu Comelles, creó otro proyecto musical, Rally!
Javier Piñango era un cómplice incansable, un apasionado divulgador de la música más inaccesible, así como un exaltado defensor de la amistad, la conversación y la celebración.