En esa esquina de la calle sexta, en un cruce con la carrera 11 de Pradera, cuyo centro comprende pequeños locales comerciales que rodean el parque principal o parque de Bolívar, quedaron las gotas de sangre de dos heridos y del secretario de Gobierno del municipio, José Dorien Jiménez Salazar, asesinado en la noche del 9 de septiembre.
Al día siguiente del crimen del funcionario, en medio de una multitud de ciudadanos, entre los que se contaban otros compañeros suyos de la Alcaldía, así como concejales de esta municipalidad en el suroriente del departamento, Pradera trataba de asimilar el atentado que le arrebató la vida a Jiménez. en cuestión de minutos. Tenía 42 años, estaba casado y era padre de un hijo de 18 años.
El secretario de Gobierno ocupaba una de las sillas de plástico blanc