En 2001, las relaciones México – Estados Unidos estaban en uno de sus mejores momentos de la historia. Los presidentes George W. Bush y Vicente Fox, ambos empresarios, exgobernadores cercanos al mundo rural y conocidos amantes de los ranchos, compartían algo más que afinidades personales: ante el cambio democrático en México, que por primera vez desde la revolución ponía a un partido distinto al PRI al mando del país, tanto México como Estados Unidos veian con buenos ojos una mayor integración, reflejados en platicas para proyectos como la Integración Educativa y Laboral, o la Frontera Siglo XXI. Pero dicha luna de miel que vivían ambos países, se esfumó el 11 de septiembre.
Para entender por qué las relaciones bilaterales de nuestro país con el vecino del norte se encontraban en un punto