Han pasado 15 días desde que Carmen Campuzano volvió a enfrentar al bisturí. Esta vez no fue un capricho de vanidad ni una búsqueda de perfección estética, sino un acto de sobrevivencia: “Soy afortunada de estar aquí, porque en esta ocasión no se trataba de una cuestión estética, sino de salud”.

A lo largo de su vida, Carmen ha aprendido a levantarse una y otra vez y ahora no fue distinto. Los rumores hablaban de un “retoque estético”, pero ella lo aclara. “Nada de eso. Fue una perforación que se me hizo en el costado de la nariz, donde tengo el implante, y que podía traer consecuencias muy delicadas”, explica la modelo mexicana que ha visto su rostro convertido en tema nacional durante décadas.

Todo comenzó con un accidente casi doméstico: unos lentes. “Se me cayeron, se les salió la

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