El asesinato del activista conservador Charlie Kirk en una universidad de Utah puso al descubierto de nuevo la profunda división política en Estados Unidos, a pesar de las condenas expresadas por parte de las principales figuras del país.
Horas después del atentado, filmado por numerosos jóvenes estudiantes, la Cámara de Representantes no logró celebrar una corta plegaria en memoria de Kirk, de 31 años, un apasionado defensor del presidente Donald Trump.
Legisladores demócratas protestaron y republicanos replicaron con gritos, hasta que el presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson, puso orden.
«Tenemos que ponernos a la altura» de este tipo de incidentes, pidió Johnson luego en la cadena CNN.
Johnson reveló que numerosos diputados le pidieron abrir un debate sobre protección