La NASA prohibió a ciudadanos de China con visas estadounidenses participar en programas de la agencia, una escalada dramática en la carrera espacial entre China y Estados Unidos. Esto ocurre mientras China se prepara para enviar una misión tripulada para aterrizar y, potencialmente, establecer un hábitat en la Luna, algo que ha suscitado una creciente alarma en el Gobierno de Trump.
La nueva política comenzó el 5 de septiembre y, desde entonces, sus efectos se han propagado por toda la agencia, según dos personas en la NASA que hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias.
El cambio afecta a cientos de científicos e investigadores, muchos de los cuales reciben fondos de la NASA para llevar a cabo su trabajo en ciencia climática, espacio y otras disciplinas.
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