La concepción del carro de combate como una simple bestia de acero y fuego está a punto de cambiar. El Ejército británico ha puesto en marcha una profunda transformación de su fuerza acorazada que va más allá de añadir más blindaje o un cañón más grande. Su apuesta, materializada en el futuro Challenger 3, es un verdadero cambio de paradigma militar donde el software y la inteligencia artificial adquieren un peso tan crucial como el propio armamento.
De hecho, la tripulación de estos nuevos tanques no estará sola en el fragor de la batalla. Contarán con lo que sus desarrolladores han bautizado como «DigitalCrew», un copiloto digital avanzado cuyos algoritmos se encargarán de analizar el entorno, identificar amenazas y seguir múltiples objetivos de forma simultánea. El sistema no busca s