El resplandor de los reflectores suele reservarse para quienes ocupan el centro del plano. Pero aquella noche, en el ciclo Otro día perdido , la verdadera estrella fue una nuca. Eduardo Blanco y Fer Metilli fueron los invitados para hablar de Empieza con D, siete letras , la obra teatral que ambos protagonizan, pero fue otro el debut que robó las risas, los aplausos y los secretos del oficio ante la mesa de Mario Pergolini .

El conductor tomó la posta como suele hacerlo: con la complicidad de quien sabe que un recuerdo bien contado puede transformar la rutina en espectáculo. “¿Quieres ver un gran debut del año 2011? Te voy a mostrar a la dama”, anunció, mirando a Blanco , casi como si invitara a presenciar un hallazgo arqueológico. El conductor pulsó el play y, entre tod

See Full Page