La de la Bersuit Vergarabat es una historia de improbables. No sólo por su extraño nombre, que no significa nada y significa todo, o por la mezcla de cumbia con reggae, de rock y milonga, ska y murga con la que han conseguido colocar a su música en las listas de éxitos de Argentina manteniendo siempre un pie en el underground . Ni existen muchas bandas en activo que acumulen cuatro décadas de trayectoria ni tampoco se cuentan por docenas las que hayan mantenido éxito, calidad y reputación tras perder a su cantante principal. Estos argentinos lo consiguieron cuando Gustavo El Pelado Cordera se marchó del grupo allá por 2009 y los dos coristas, Daniel Suárez y Germán Cóndor Sbarbati dieron un pase al frente.
Se consolidó entonces el espíritu cooperativo de una banda que, tanto tiempo después, sigue firmando, a pachas, composiciones nuevas, derrochando energía en sus directos, chapoteando en los charcos como el niño que se mancha el uniforme camino de la escuela. Por pura diversión. Y, sin dejar de reír, también muchísimo de política. Juan Subirá, teclista y fundador, lo confirma durante una entrevista telefónica –descuelga desde Barcelona, horas antes de un concierto en la Sala Apolo– para hablar de una gira que recorrerá España durante las próximas semanas. Siete fechas de las que dos son baleares: el jueves actuaron en Las Dalias, Eivissa, y la noche del viernes en Es Gremi, Palma.
Venís a celebrar las bodas de plata de Hijos del culo , que es hijo de la Argentina del 2000. Un momento clave en la historia del país. ¿Por eso marcó tanto como para que siga tan vigente?
Es un gran disco: creo que el secreto está ahí. Cuando uno invita a un paseo como este que es, de alguna manera, adentrarse en un disco tan importante para nuestra carrera significa volver atrás en el tiempo, meterse en la época que recorren las canciones. Fue muy emotivo cuando lo presentamos hace dos semanas en Buenos Aires, en el Microestadio de Ferro [ un pabellón con capacidad para 4.500 espectadores ]; la gente la pasó increíble, nosotros también. No te voy a decir que nos sorprendimos, pero fue muy conmovedor cómo se disfrutó. Me imagino que acá va a suceder algo parecido.
Ese álbum duraba una hora (ahora parecería largo) porque cabía de todo: protesta, reivindicación, denuncia, pero sobre todo, alegría. La mayoría de los temas, incluso los más crudos o nostálgicos, están cantados y tocados desde la ironía, desde el disfrute. Hijos del culo parece decirte cuando lo escuchas: si el mundo se acaba, gocemos. ¿Fue premeditado buscar un sonido más oscuro que el de Libertinaje (1998), vuestro disco anterior, el primero que grabáis con Gustavo Santaolalla e impulsa vuestra carrera?
Libertinaje fue un disco tan potente y revulsivo que era difícil de alguna manera poder seguir en ese camino, redoblar la apuesta y hacer algo más potente todavía. Tuvimos la necesidad de ahondar en el panorama rioplatense: músicas y ritmos que siempre habíamos tocado, pero pudimos profundizar con canciones como Toco y me voy , Negra murguera , Desconexión sideral , Grasún … Hay siempre un abanico estilístico muy grande en Bersuit y creo que en Hijos del culo se puede ver claramente.
'Libertinaje' fue un disco tan potente y revulsivo que era difícil de alguna manera poder seguir en ese camino, redoblar la apuesta y hacer algo más potente todavía
Juan Subirá — Teclista y fundador de Bersuit
Porteño de ley era, y sigue siendo, casi una declaración de la renta sentimental.
[ Ríe ] Sí, claro, totalmente: es una cédula de identidad. Un poco de ADN porteño en su más profundo acervo. El disco respira un gran aire de argentinidad que se puede rastrear.
¿La alegría en estos tiempos de híper conexión e híper consumo es casi un acto subversivo?
[ Piensa unos segundos, suelta una pequeña carcajada y contest a] La verdad que sí. Ocurre en muchos países, pero en Argentina pasamos momentos muy difíciles. En lo político y en lo humano. El capitalismo se asentó de una manera que ha llegado un poco al salvajismo. Sólo importa lo individual: por lo menos eso es lo que propone el gobierno de Javier Milei, que es un gobierno altamente destructivo. Ante eso sólo queda oponer la sensibilidad y, como bien dices, la alegría… “Porque sin alegría es imposible luchar”, eso lo decían siempre las Madres de Plaza de Mayo. Sin alegría, te venís abajo: se necesita para manifestarse y, también, para disfrutar de esos momentos de la vida más allá de los contextos, que vienen duros en estos momentos.
El capitalismo se asentó de una manera que ha llegado un poco al salvajismo. Sólo importa lo individual: por lo menos eso es lo que propone el gobierno de Javier Milei, que es un gobierno altamente destructivo. Ante eso sólo queda oponer la sensibilidad y la alegría…
Juan Subirá — Teclista y fundador de Bersuit
Escalandrum ha pasado por Mallorca y Eivissa hace apenas unos días…
… qué grande es Pipi Piazzolla: un baterista formidable y también hincha de River, como yo [ ríe ]
Si la Bersuit lleva casi cuatro décadas profundizando en la mezcla entre modernidad y raíz, ellos, desde hace tres, conectan el tango y el folclore con el jazz. Piazzolla, ya que lo nombras, dice que la clave para durar tanto es que los seis miembros de Escalandrum, antes de elegirse como músicos –y socios de un proyecto–, se eligieron como amigos. ¿A la Bersuit le pasa un poco lo mismo? ¿Los que formáis el núcleo original del grupo os conocéis desde la infancia, verdad?
Así es, así es. Tanto Carlitos [Martín], que es el baterista, como Pepe Céspedes, que es el bajista, iban a una escuela primaria del barrio de Barracas, y a la vuelta de esa escuela, había otra, donde íbamos Albertito [Verenzuela, guitarrista] –sólo que él es cuatro años más chico que nosotros– y yo. Es decir: en una manzana de Buenos Aires estábamos cuatro de los futuros músicos de la Bersuit. Nos juntábamos a jugar en mi casa a lo que podían jugar los niños, con los autitos y esas cosas. Y, de repente, cuando teníamos trece años empezamos a jugar a hacer música. Y digo jugar –en el término más amplio– porque no teníamos formación musical, no teníamos instrumentos: todo vino desde un lugar completamente lúdico, y de fantasía.
¿Y por qué la música, como hilo conductor, y no el circo, el carnaval, o el teatro, que también tenéis muy presentes (en la construcción de los personajes de las canciones, en la puesta en escena, con los pijamas del loquero...)?
Soñar con poder armar un grupo musical fue una búsqueda un poco a ciegas, pero, fijate lo que te digo, como éramos amigos ya existía el grupo antes de que cada uno eligiera un instrumento para tocar [ ríe ]. Luego, cruzamos el riachuelo que separa nuestro barrio de Avellaneda y empezamos a frecuentar y a ensayar en el Centro de Artes, que también fue esencial en nuestros inicios.
Soñar con poder armar un grupo musical fue una búsqueda un poco a ciegas, pero, fijate lo que te digo, como éramos amigos ya existía el grupo antes de que cada uno eligiera un instrumento para tocar [ríe]
Juan Subirá — Teclista y fundador de Bersuit
Ahora que mencionas el barrio de Avellaneda: tenéis varias canciones que transpiran pasión futbolera, pero El Bocha , Ricardo Bochini, ídolo de Independiente y de Maradona, y campeón mundial en el 86, es de los pocos futbolistas a los que nombráis. Aparece en El baile de la gambeta .
Bueno... es que en el grupo hay un poco de todo: gallinas [ el sobrenombre de los aficionados de River Plate ], como yo, varios que son de Boca, otros que, claro, le van a Independiente...
Pero volvamos a vuestro clic musical: ¿quién activó la bomba? ¿Los ídolos del rock argentino de finales de los setenta? ¿Charly García en su época de Seru Girán?
Spinetta, Lito Nebbia, Miguel Cantilo, Calamaro, Fito, ¿qué se yo?, León Giecco, Santaolalla… y también los del tango y el folclore. Nosotros nos formamos escuchándolos a todos. Con esa edad –doce, trece años–, mi papá nos empezó a llevar a conciertos, primero de jazz, pero de a poquito, Nombraste a Seru Girán: en el año 80 me fui a verlos cuando presentaron La bicicleta, uno de sus discos, en el Estadio Obras [Sanitarias]; tenía catorce. Realmente, esta banda siempre está sustentada sobre ritmos nativos de nuestro país. También íbamos a ver al Negro Rada porque nos gustaba mucho su propuesta, muy latino, muy variado…
La influencia uruguaya es muy importante en vuestra carrera. Hay agrupaciones de murga, como Falta y Resto, que han grabado en vuestros discos, igual que vosotros fuisteis los músicos de Andrés Calamaro en El regreso .
Muchísimo. Amamos mucho la música del Uruguay: Zitarrosa, Biglietti, Jaime Ros, Leo Maslíah… Esos artistas nos siguen dando mucho y están muy incrustados dentro de lo que fuimos armando también con el tiempo. Lo mismo nos ocurre con la música del Brasil.
No quiero ser un incendiario servil panfletario / N i ser la figurita de los proletarios (...) Si entre hermanos se pelean solo hay disolución / Espacios regalados al gran depredador . Víctimas , el título de la canción que abre Cocoliche Life , el decimoquinto disco y hasta ahora último disco de la Bersuit, ¿es un pellizco de abuela al peronismo y a la izquierda argentina en general?
Entendemos que cuando criticamos a quien nos está gobernando obviamente podemos criticar a las otras expresiones porque, bueno, hay una necesidad que se entiende que más allá de nuestra postura ideológica siempre es necesario seguir creciendo y mejorando la propuesta. Por algo llegamos a lo que tenemos actualmente: hubo otros fracasos anteriores y desgraciadamente nos llevaron a que una gran parte de la población se inclinó por una propuesta de esta clase. Llevamos dos años de gobierno y ahora, en la última elección [ las legislativas de la provincia de Buenos Aires ], hace una semana, sufrieron una derrota contundente. El poder le está empezando a decir [a Milei]: bueno… así no va más.
¿Qué es el cocoliche? ¿Cómo se lo explicaría a un lector gallego –en el sentido rioplatense del término– alguien que nació cerca del puerto de Buenos Aires a mediados de los sesenta?
El cocoliche siempre se habló en Buenos Aires: era esa jerga que usaban los italianos al poco de llegar a la ciudad que, por ahí, lo siguieron hablando toda la vida. En nuestra infancia estaba muy presente y todavía se sigue usando.
El cocoliche siempre se habló en Buenos Aires: era esa jerga que usaban los italianos al poco de llegar a la ciudad que, por ahí, lo siguieron hablando toda la vida. En nuestra infancia estaba muy presente y todavía se sigue usando
Juan Subirá — Teclista y fundador de Bersuit
Y está lleno de dobles sentidos: bagaye, de bagaglio , significa equipaje y, a la vez, persona fea. Facha, de faccia , cara y, a la vez, persona bella. De ahí vienen birra, chau, birra, mina, pibe, capo: palabras que no son más cercanas a los españoles o que incluso utilizamos.
Es una mezcla de italiano con español y, bueno, en Argentina y, principalmente en Buenos Aires, esa influencia es muy grande y profunda. En mi caso, los dos abuelos por parte de mi madre eran italianos, pero mi abuelo paterno era catalán. Justo ayer, me bajo del subte y leo “Cereria Subirà”, una tienda de velas muy grande de acá, de Barcelona [ pegada a la Catedral ]. Esa mezcolanza del cocoliche va más allá del lenguaje y se lleva a lo cultural, hasta a la forma de vestir. Con el título del disco queríamos transmitir eso: somos una gran mezcla.
Para parte de esa diáspora, los que se fueron, a Estados Unidos o a Europa, sobre todo a España, siendo adolescentes, los discos que la Bersuit fueron un vínculo con todo lo que se quedaba al otro lado del Atlántico. Conozco varios casos así.
Lógicamente, cuando uno se va a vivir a otro lado y pierde parte de su cultura –pierde el barrio, la forma de encontrarse y entenderse– paga un precio. El desarraigo siempre es doloroso. En Argentina lo vivimos a la inversa durante el siglo pasado. Nombraba a italianos y españoles, pero llegaron personas de muchas otras nacionalidades. Esa nostalgia se siente en la música, precisamente en el tango hay mucho de esa pérdida de la patria.
Lógicamente, cuando uno se va a vivir a otro lado y pierde parte de su cultura –pierde el barrio, la forma de encontrarse y entenderse– paga un precio. El desarraigo siempre es doloroso. En Argentina lo vivimos a la inversa durante el siglo pasado. Nombraba a italianos y españoles, pero llegaron personas de muchas otras nacionalidades
Juan Subirá — Teclista y fundador de Bersuit
La diáspora argentina se calcula en casi dos millones de personas, pero sólo en Barcelona hay 100.000. La colonia de las Illes Balears también es muy importante: son 35.000, los segundos en la lista: por debajo de los colombianos y por encima de los marroquíes. ¿Cómo se vive en un país que tiene tantos compatriotas repartidos por el mundo?
Y… es bastante, digamos, un poco raro encontrarse con tantos compatriotas que se fueron en las últimas décadas, pero a la vez hay como una contención porque es muy lindo, para mí, encontrarme con amigos que viven aquí [España], en diferentes lugares del país, porque son todos parte de tu vida. Hay un punto positivo: creo que esa estampida de compatriotas nos ayuda a ampliar la visión que los argentinos teníamos del mundo; tal vez necesitamos conocer un poco más el mundo para crecer como pueblo. Entiendo, además, a los que se fueron porque entiendo sus necesidades, que pueden venir de diferentes lugares.
¿Las necesidades no son sólo económicas?
Tengo una amiga que no bien comenzó el gobierno de Milei se vino a Madrid porque se sintió perseguida. De alguna manera la presionaron por su militancia. Tenía necesidad de cambiar de aires y buscarse la vida en otros lugares donde se pueda sentir más cómoda y más feliz. Es periodista.
Has mencionado, sin preguntas de por medio, a Milei dos veces. Es inevitable que os pregunten por el presidente. Hace diez años, cuando gobernaba Macri, ya ocurría lo mismo. La comparación con Menem es evidente: a los tres les une una visión ultraliberal de la economía y, también, la censura. El macrismo prohibió de las escuelas bonaerenses El eternauta , un cómic que muchos hemos descubierto este año gracias a la serie protagonizada por Ricardo Darín y el menemismo intentó evitar que se pasara por las radios Sr. Cobranza , una canción que sigue siendo controvertida: el trapero Dillom está imputado por “incitar a la violencia” al haber adaptado la letra (donde mencionaba al ministro de Economía de Menem –Domingo Cavallo– menciona al de Milei –Luis Caputo–) y cantarla en el Cosquín Rock del año pasado, uno de los festivales más grandes de Argentina. ¿Vuelve a haber censura en vuestro país?
El gobierno actual se ha encargado de hacérselo saber a algunos artistas a los que agredió verbalmente. Por ejemplo, Lali Espósito o María Becerra . No es fácil para ningún artista sentirse atacado de esa forma: hay una diferencia de poder enorme. Algunos se plantan y lo enfrentan. Pero ese fantasma está implícito: hay mucha agresión a través de las redes sociales, algo relativamente nuevo para muchos de nosotros. Es un submundo de gente conocida o desconocida, viste, que se encarga de hacer llegar esos mensajes.
No es fácil para ningún artista sentirse atacado de esa forma: hay una diferencia de poder enorme. Algunos se plantan y lo enfrentan. Pero ese fantasma está implícito: hay mucha agresión a través de las redes sociales, algo relativamente nuevo para muchos de nosotros
Juan Subirá — Teclista y fundador de Bersuit
A la generación Z se la asocia al individualismo extremo, al egoísmo, la apatía, a la fragmentación, la dispersión y lo inmediato. Lali Espósito es del 91, pero María Becerra y Dillom nacieron en el 2000: eran bebés cuando el Gobierno de la Rúa se derrumbó en medio del pánico bancario y las protestas callejeras. Entre los tres artistas que has mencionado suman casi 200 millones de seguidores en Instagram y están enfrentados con el Gobierno Milei. ¿Ves esperanza en que los jóvenes se den cuenta de que la libertad no es un derecho vitalicio?
El Gobierno ataca al arte en general porque también lo hacen con el cine y el resto de expresiones, pero le pone especial interés a la música porque sabe de su capacidad de llegada y que hay un foco de resistencia muy grande ahí. Por algo se encargó de atacar directamente a muchos de estos músicos y músicas. Esos jóvenes tienen un discurso muy potente y están capacitados para, con sus herramientas, enfrentarse a un gobierno que tiene ese sesgo dictatorial, si bien fue elegido democráticamente.
Además de los intentos de censura, la intrahistoria de Sr. Cobranza tiene miga. El tema era de Las Manos de Filippi, un grupo muy cumbiero, que os lo cedió a cambio de que Universal, vuestro sello entonces, les firmara un contrato para grabar su primer disco, que no se promocionó, mientras la Bersuit convirtió la canción en un exitazo. Se sintieron engañados. ¿Regrabarla juntos, ahora que se cumplen treinta años de su composición, ha cerrado una herida?
Para mí, sí. Cuando empezamos a hablar a principios de este año con El Cabra [ el sobrenombre de Hernán de Vega, líder de Las Manos de Filippi ] para hacer una nueva versión unificada me sentí como si estuviéramos unificando una corona, ¿viste? [ ríe ] Un poco, en el trasfondo, estaba la idea de cerrar una disputa que no tiene mucho sentido. La canción la compuso él hace muchísimos años, sigue siendo tan buena como cuando nació y nosotros la tomamos en aquel momento, la versionamos, y realmente hicimos una versión muy buena porque El Cabra nos decía: “Yo quiero hacer la versión de ustedes porque, este, es la que finalmente se impuso”. Pero hicimos, con esa estructura, una nueva.
Habéis pasado del hardcore a la salsa. La letra sigue sin dejar títere con cabeza, pero la música invita al baile.
Esa combinación en la música siempre existió. Los brasileños saben hacerlo muy bien: tiene ritmos contagiosos y bailables cuando a veces lo que cuenta la letra es terrible.