Decir que algo funciona mal, es sencillo. Basta con que eso que se hace por otros no sea de nuestro gusto, nuestra ambición, nuestros proyectos. La descalificación es igualmente simple, como que basta con decir que eso que hacen otros es malo. Descalificar no es hacer. Es apenas decir que algo no es bueno porque sencillamente no nos gusta. En expresiones de esta naturaleza se desconoce la opinión del otro, los gustos y las necesidades de los demás.

Presentarse como distinto y dueño del cambio, con base en la manifestación de lo que no nos gusta, es poder escoger el camino de los inconformes, muchos de ellos ni siquiera saben porque lo son, quienes de inmediato pueden pensar que están frente a una alternativa que ofrezca alguna clase de solución a lo que ellos quieren o necesitan.

Quien o

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