La escuela pareciera haber perdido el rumbo, haber perdido de vista para qué existe. Pareciera creer que solo está ahí para enseñar a los que vienen preparados y con sed de aprender. El sistema educativo es un mecanismo gigante que da la impresión de que funciona bien para los aptos, los que están listos, los que atienden, los que se quedan sentados y levantan la mano, los que hacen la tarea (solos), los que tienen todos los materiales y los traen a tiempo, los que nacieron en un hogar con oportunidades, aquellos a los que la mamá, el papá o un abuelo o tía les lee, aquellos en cuyos hogares hay libros, los sedientos. Para los otros, funciona mal o, incluso, no funciona.
Mora va a segundo grado. Me abraza fuerte cuando entro de visita a su aula con la supervisora que me lleva de recorrida