Qué puede esperar el ciudadano de a pie es que asaltado, extorsionado o es testigo de cómo le asesinan a un ser querido por robarle un teléfono celular, si ve por un lado que la Policía Nacional es descabezada por una cuestionada decisión judicial, y por otro, cada día confirma que tiene un Ministerio Público politizado e ineficiente, dedicado a soltar peligrosos delincuentes a pesar de las evidencias con que son arrestados, y a perseguir a policías que usan sus armas para frenar el delito.

Dos de los principales bastiones en la lucha contra la criminalidad se encuentran en estos momentos en una severa crisis, como si el Perú fuera Suiza o Finlandia, y la persecución y sanción a los delincuentes no fuera una prioridad y un clamor de los ciudadanos que están hartos de no vivir en paz. Preg

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