En Saltillo, donde la lluvia es escasa y los acuíferos son el único salvavidas, un perro de orejas caídas llamado Manchas olfatea fugas invisibles bajo tierra. Su nariz ha salvado millones de litros, demostrando que la ingeniosidad no siempre necesita perforadoras de acero ni presas de concreto.

Un olfato para lo invisible

Hace seis meses, el organismo operador de agua de Saltillo lanzó un experimento que sonaba más a cuento infantil que a plan de obra pública: dejar que un perro encuentre lo que los ingenieros no pueden ver. Manchas, un Bretón Español , puede detectar un puñado de gotas de agua a dos metros de profundidad y rastrear cuatro gotas de cloro disueltas en una alberca olímpica. Su precisión, aseguran los directivos, supera el 96 % .

El reto es enorme. La red de 3,000

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