El Holocausto es hoy una parte esencial de la identidad israelí . Solo hace falta fijarse en las acusaciones de antisemitismo que lanza su Gobierno contra cualquiera que critica sus políticas o adopta medidas de presión contra el "genocidio" en Gaza. Pero no siempre fue así. Los primeros dirigentes del Estado judío no ocultaron su desdén hacia los judíos exterminados por los nazis por no haber presentado apenas batalla, dejándose arrastrar "como corderos al matadero" , salvo en episodios puntuales como la resistencia en el gueto de Varsovia . En gran medida, el sionismo fue una reacción a esa supuesta mansedumbre del judío de la diáspora. La idea era crear un "judío nuevo" , fuerte, armado y autosuficiente. Una suerte de Esparta moderna , como la que acaba de invocar Bin

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