La insólita transacción empezó como una broma de un experto en marketing que se identificó como Dmitri, en la red social rusa Telegram. Publicó un anuncio ofreciendo 100.000 rublos (1.000 euros) a quien aceptara vender su alma y formalizarlo firmando un contrato con su propia sangre.

No esperaba que nadie aceptara la peculiar oferta, pero para su sorpresa, una mujer de 26 años respondió a su anuncio, declarando su interés en vender su alma.

Dmitri cumplió con su parte del trato, publicando el recibo de la venta y una foto de la joven sosteniendo el contrato firmado con su propia sangre, con sus datos personales tachados.

Obviamente, el chico no tenía ni idea de cómo usar el alma humana recién adquirida, ya que lo hizo principalmente como un experimento social, indica Odditycentral.

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