El tráfico de ciudades y pueblos en Colombia se convirtió en una gran jungla de motocicletas de todos los cilindrajes que se pelean las escasas vías. Las cifras del aumento crecimiento de ventas lo dicen todo. El crecimiento ha sido exponencial desde hace veinte años cuando empezaron a ensamblarse las motos en el país y se volvieron accequibles casi que para cualquier bolsillo. Se popularizo el dicho: “le vendo la moto con la cédula”. Y en efecto, es la primea opción de cualquiera con un pequeño ingreso que busca autonomía para movilizarse. Y el golpe lo dio AKT Motos, la ensambladora montada por el conocido empresario antioqueño Manuel Santiago Mejía, cabeza del grupo Corbeta.

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