España ocupa el décimo puesto en el ranking mundial de conocimientos sobre ciberseguridad y privacidad online, según el último estudio de NordVPN . En 2024, nuestro país estaba en la octava posición, lo que refleja un retroceso que evidencia la falta de concienciación de los usuarios sobre la importancia de proteger sus datos en internet. La encuesta muestra luces y sombras: los españoles destacan en la creación de contraseñas seguras, pero fallan estrepitosamente en reconocer riesgos vinculados a la inteligencia artificial.

Ciberseguridad en España: fortalezas y debilidades

El estudio revela que el 96% de los encuestados en España sabe cómo crear contraseñas seguras y el 90% tiene claro qué datos compartir con las aplicaciones que utiliza. También un 89% reconoce cuándo un servicio de streaming es sospechoso, lo que supone una mejora respecto a años anteriores. Sin embargo, el informe deja patente grandes carencias en temas clave de privacidad digital: solo el 6% es capaz de identificar los riesgos de la IA aplicada al trabajo, apenas un 11% sabe proteger su red wifi doméstica y un 26% detecta páginas de phishing.

Países líderes en ciberseguridad

Mientras España desciende posiciones, otros países muestran avances significativos. Lituania encabeza el ranking con 62 puntos sobre 100, seguida de Singapur e India con 61, y de Polonia y Finlandia con 60. Estos resultados sitúan a España por detrás de naciones que han invertido en campañas de concienciación digital y educación en seguridad online, logrando que la población adopte mejores hábitos.

El papel de la inteligencia artificial

Uno de los puntos más preocupantes es el desconocimiento generalizado sobre los riesgos que implica la IA en el entorno laboral. Muchos usuarios no identifican que estas herramientas pueden recoger datos sensibles, facilitar el espionaje corporativo o abrir la puerta a fraudes cada vez más sofisticados. La falta de preparación en este ámbito deja a trabajadores y empresas en una situación vulnerable frente a ciberamenazas que evolucionan con rapidez.

Un perfil con margen de mejora

El informe clasifica a los usuarios en distintos perfiles: un 4% son “ciberviajeros” con conocimientos mínimos, un 56% son “ciberaventureros” con nociones intermedias, y apenas un 7% alcanzan la categoría de “ciberestrellas”, es decir, usuarios con gran dominio en materia de privacidad y ciberseguridad. Esta última cifra sigue por debajo de la media mundial, que se sitúa en el 10%.

Medidas básicas para estar más seguros

Los expertos recuerdan que mejorar la seguridad digital está al alcance de cualquiera. Recomendaciones como crear contraseñas únicas y bien hechas, activar la autenticación multifactor, mantener los dispositivos actualizados, usar una VPN, revisar con frecuencia la configuración de privacidad en redes sociales y apps, y mantenerse informado sobre nuevas amenazas, son pasos esenciales para reducir riesgos.

Avances y retrocesos

Pese al retroceso en el ranking global, los españoles han mostrado cierta evolución positiva en algunos apartados: el reconocimiento de estafas impulsadas por IA ha subido hasta el 57% y la concienciación sobre herramientas de privacidad online ha alcanzado el 25%. Sin embargo, la capacidad para detectar URL falsas ha caído al 31%, lo que refleja que las mejoras son desiguales y que aún queda camino por recorrer.

La importancia de la educación digital

La Prueba Nacional de Privacidad, que ha recopilado más de 30.000 respuestas en 186 países, subraya la necesidad de reforzar la educación digital. Entender cómo proteger la información personal en internet no solo es un asunto individual, sino una responsabilidad colectiva que impacta en la seguridad de empresas, instituciones y sociedad en general.

España, en busca de recuperar posiciones

España tiene todavía mucho margen de mejora para recuperar posiciones en este ranking mundial de ciberseguridad. Con campañas de sensibilización, inversión en formación digital y una mayor cultura de la ciberseguridad, podría evitar que descuidos básicos sigan lastrando su imagen y, lo más importante, proteger mejor a los ciudadanos frente a los riesgos que plantea la vida digital.